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Como Vencemos Nuestra Carne Y La Tentación - Pastor Julio Severiche

Este mensaje se enfoca en las dos batallas que enfrenta todo cristiano: la lucha contra las fuerzas de las tinieblas y la lucha contra nuestra propia carne. En relación con la segunda, se destaca cómo vencer la tentación y los deseos carnales que batallan contra nuestra alma. Vencer nuestra carne y la tentación: Abstenerse de los deseos carnales: 1 Pedro 2:11 nos exhorta a abstenernos de los deseos que luchan contra nuestra alma, ya que somos extranjeros y peregrinos en este mundo. Debemos reconocer que nuestra verdadera ciudadanía está en los cielos, por lo que nuestros deseos deben alinearse con los principios de Dios. Luchar contra el ego y la vanidad: La carne se resiste a la humildad, la paciencia y la obediencia a Dios. El ego no solo se encuentra en aquellos que se sienten superiores, sino también en los que buscan que su voluntad se haga por encima de la de Dios. La batalla contra el ego es crucial, porque la verdadera victoria viene cuando obedecemos a Dios y no a los deseos egoístas. El amor al dinero y los deseos mundanos: En 1 Juan 2:16 se nos recuerda que los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida provienen del mundo, no de Dios. La codicia y la obsesión con lo material pueden apartarnos de la fe y llevarnos por un camino de dolor y arrepentimiento. Recordar la fragilidad de la carne: Como se menciona en 1 Pedro 1:24, toda carne es como hierba, que se seca y pasa. La gloria humana, los logros terrenales, también se desvanecen con el tiempo. En este contexto, la lucha contra la carne se refiere a priorizar lo eterno sobre lo temporal, a vivir con una perspectiva celestial. Cómo vencer esta batalla: Oración y sumisión a Dios: Debemos orar constantemente, pidiendo la ayuda de Dios para mantenernos firmes en la fe y resistir la tentación. Peleando la buena batalla de la fe: 1 Timoteo 6:12 nos anima a "pelear la buena batalla de la fe", aferrándonos a la vida eterna. La victoria ya está asegurada en Cristo, pero debemos decidir resistir la tentación y seguir obedeciendo a Dios. En resumen, vencer la carne y la tentación implica ser conscientes de nuestras luchas internas y externas, resistir los deseos mundanos, y enfocarnos en los propósitos eternos que Dios tiene para nuestras vidas. La victoria no depende de nuestra fuerza, sino de confiar en Dios, que nos da el poder para superar todo obstáculo.

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Predicacion sobre ensenanza: Este mensaje se enfoca en las dos batallas que enfrenta todo cristiano: la lucha contra las fuerzas de las tinieblas y la lucha contra nuestra propia carne. En relación con la segunda, se destaca cómo vencer la tentación y los deseos carnales que batallan contra nuestra alma. Vencer nuestra carne y la tentación: Abstenerse de los deseos carnales: 1 Pedro 2:11 nos exhorta a abstenernos de los deseos que luchan contra nuestra alma, ya que somos extranjeros y peregrinos en este mundo. Debemos reconocer que nuestra verdadera ciudadanía está en los cielos, por lo que nuestros deseos deben alinearse con los principios de Dios. Luchar contra el ego y la vanidad: La carne se resiste a la humildad, la paciencia y la obediencia a Dios. El ego no solo se encuentra en aquellos que se sienten superiores, sino también en los que buscan que su voluntad se haga por encima de la de Dios. La batalla contra el ego es crucial, porque la verdadera victoria viene cuando obedecemos a Dios y no a los deseos egoístas. El amor al dinero y los deseos mundanos: En 1 Juan 2:16 se nos recuerda que los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida provienen del mundo, no de Dios. La codicia y la obsesión con lo material pueden apartarnos de la fe y llevarnos por un camino de dolor y arrepentimiento. Recordar la fragilidad de la carne: Como se menciona en 1 Pedro 1:24, toda carne es como hierba, que se seca y pasa. La gloria humana, los logros terrenales, también se desvanecen con el tiempo. En este contexto, la lucha contra la carne se refiere a priorizar lo eterno sobre lo temporal, a vivir con una perspectiva celestial. Cómo vencer esta batalla: Oración y sumisión a Dios: Debemos orar constantemente, pidiendo la ayuda de Dios para mantenernos firmes en la fe y resistir la tentación. Peleando la buena batalla de la fe: 1 Timoteo 6:12 nos anima a "pelear la buena batalla de la fe", aferrándonos a la vida eterna. La victoria ya está asegurada en Cristo, pero debemos decidir resistir la tentación y seguir obedeciendo a Dios. En resumen, vencer la carne y la tentación implica ser conscientes de nuestras luchas internas y externas, resistir los deseos mundanos, y enfocarnos en los propósitos eternos que Dios tiene para nuestras vidas. La victoria no depende de nuestra fuerza, sino de confiar en Dios, que nos da el poder para superar todo obstáculo.